11 principios para una política pública de Fiestas de Independencia
11 principios para una política pública de Fiestas de Independencia
La ciudad está de fiesta. Celebra los 205 años de la su independencia del yugo español y que mejor momento que este para conocer los 11 criterios para una política pública festiva en Cartagena.
Este documento, recoge los criterios, ideas, observaciones y recomendaciones del Seminario “Pensar las Fiestas de Independencia”, realizado en 2004 y las conclusiones de los foros antecedentes realizados por la revista Noventaynueve, el IPCC, el Banco de la República y el Instituto Tecnológico de Comfenalco.
La construcción de estos 11 principios es el resultado de los diálogos de estos actos en los que participaron cerca de 400 actores culturales, festivos, educativos, académicos, económicos, políticos, cívicos, comunitarios y periodísticos, de Cartagena.
1. Fiestas de Independencia es el verdadero nombre de las fiestas populares que se realizan en el mes de noviembre en la ciudad de Cartagena, que atestigua la esencia histórica, cultural y social de tales festividades, y expresan una metáfora viva de la independencia nacional y el valor histórico de los sectores populares y subalternos en la construcción de una ciudad caribe. A ellas, a sus programaciones, orientaciones y sentidos, se subordinan los otros festejos de noviembre.
2. Las Fiestas de Independencia son una conmemoración multicultural y policlasista, incluyente, plural y descentralizada, que estimula la recuperación del tejido social urbano, crea lugares de encuentro ciudadano y enriquece las identidades urbanas, las creatividades populares y la convivencia urbana.
Las Fiestas de Independencia deben ser expresión de una política integral de ciudad, que reconoce y valora en la cultura una de las dimensiones de su desarrollo general, incorporándola a diversas formas de su imaginación, planeación, inversión y construcción.
Las Fiestas de Independencia, como parte esencial de la identidad cultural local, deben estar contempladas en el plan de desarrollo del distrito, destacándose su condición de eje del desarrollo cultural local. Su desarrollo debe estar sujeto a evaluación y seguimiento por las instituciones locales, los actores festivos, el gobierno distrital, los medios de información y el sector cultural y cívico.
3. Un proyecto de recuperación del mundo festivo cartagenero debe estar abierto tanto al reconocimiento de sus orígenes históricos (un proceso de independencia nacional, la autoconciencia de ser un mundo caribe integrante de la nación colombiana y la importancia de los sectores populares en los hechos históricos y culturales que han formado el mundo urbano local) como a los elementos de creatividad social y vivencia plena de lo festivo que informan el carácter de las fiestas.
Las fiestas, en su dinámica social, expresan igualmente los imaginarios históricos, la recursividad y creatividad populares, pueblerinas, urbanas y campesinas, locales y regionales, nacionales e internacionales. Las fiestas, en su versión contemporánea, deben apoyarse en las nuevas interpretaciones históricas que destacan el papel del pueblo cartagenero en el proceso de independencia y contemplan en sus dimensiones festivas las hibridaciones socio-culturales que relacionan lo sacro y lo profano, lo histórico y lo carnavalesco, lo viejo y lo nuevo, la investigación y la acción, la experiencia lúdica y la experiencia pedagógica, las tradiciones y las modernidades.
4. Las Fiestas de Independencia deben combinar el uso de imaginarios coloniales, republicanos, carnavalescos, modernos y contemporáneos, y convocar la noción universal de transgresión realizadora e integradora, cohesión y pertenencia comunitarias, múltiples solidaridades urbanas, lazos e interacciones lúdicas y simbólicas, y expresiones del desarrollo social y económico.
En medio de su crecimiento demográfico, de los estragos de su anonimia interior, de su dispersión geográfica y de su diversidad cultural, la ciudad experimenta uno de los mayores fenómenos de su autodescubrimiento y autoreconocimiento en la experiencia festiva.
5. Las fiestas de Independencia deben ser un lugar de la inclusión y la participación sociales, base para la reconstrucción del tejido social y refuerzo de la democratización cultural de la sociedad local.
El barrio, sus actores y organizaciones festivas, sus valores urbanos y sus reinados populares, debe ser concebido como un microcosmos esencial del proceso festivo, donde la integración festiva crea lazos de pertenencia local, impulsa valores culturales positivos y el descubrimiento de la historia propia.
En desarrollo de las fiestas, las reinas populares son multiplicadoras del valor histórico, las tradiciones populares y las dinámicas culturales de las festividades, y su papel esencial es el de un liderazgo en la organización comunitaria para el disfrute de las fiestas y el aprendizaje y difusión de los sentidos y valores históricos y culturales.
La cultura festiva implica la creación de lazos de intercambio simbólico y cultural entre los distintos sectores de la sociedad, de solidaridad social y de reconocimiento recíproco de los actores sociales y los medios de información, los creadores y los grupos de creación cultural y artística, los investigadores sociales y los educadores, los administradores y dirigentes públicos, los empresarios privados y las comunidades.
6. El Estado no dirige las fiestas ni coarta la libertad expresiva ni el sentido lúdico de los actores festivos. El Estado propicia y estimula su organización y desarrollo, su investigación, estudio y creación, apoya a los actores festivos y la participación ciudadana e interviene activamente en sus formas de financiación, defendiendo en su programación sus valores históricos y culturales, la creatividad popular y la democratización y descentralización de sus proyecciones.
7. Las fiestas de Independencia son una experiencia pedagógica, en la que la ciudad investiga, dialoga, recrea, masifica y dinamiza sus conocimientos, imaginarios y símbolos históricos y culturales, expresiones carnestoléndicas y culturales tradicionales y contemporáneas, desarrolla creatividades individuales y grupales, crea lazos institucionales y colectivos, diversifica el sentido crítico ante las rutinas institucionales y la inercia social, y expone el humor crítico y constructivo y la creatividad como elementos centrales del ethos caribe de la comunidad urbana y el sueño colectivo de ciudad caribe.
El proceso festivo local debe incluir una política educativa festiva, unificada, dotada con contenidos claros y concertados con la comunidad educativa. Tal política debe ser transversal en relación con los sectores de la administración distrital.
Una política festiva educativa debe contribuir a resignificar el proceso de independencia, incluyendo en su interpretación la presencia y contribuciones de las etnias que participaron en él y propiciando la reflexión sobre el destino de la ciudad.
8. En las fiestas se deben hacer visibles los actores festivos primordiales y sus creaciones, apoyar y manifestar en forma preminente la creatividad de los sectores populares, y fortalecer con dignidad social los lugares y proyecciones de la convivencia festiva. Músicos, danzarines, teatreros, cantantes, poetas, bailadores, folcloristas, disfraces, máscaras, comparsas, grupos musicales y otras figuras, formas y elementos del arte popular y la celebración festiva son portadores del sentido fundamental del festejo: la recreación de símbolos históricos, expresiones lúdicas, deseos colectivos, en un ámbito de libertad, humor y fraternidad.
9. Las Fiestas de Independencia son una oportunidad del desarrollo económico, del mejoramiento de la calidad de vida y de la posibilidad de planes conjuntos entre los más variados sectores de la vida pública, y constituyen un elemento significativo de la promoción social y turística de Cartagena. Las fiestas son un escenario de progreso e implican una movilización económica que irriga recursos, genera negocios en diferentes sectores y clases de la ciudad, proyecta la imagen más humana y humanizante del conglomerado urbano, potencia el turismo y el comercio, y se propone como una posibilidad de desarrollo vinculada a un proyecto de ciudad. La organización de las fiestas debe procurar ofertar lo festivo desde todos los sectores públicos y privados de la ciudad.
10. Las fiestas son un escenario apropiado para que los medios construyan identidades, memoria y ciudad, y promuevan desarrollo. Como acto antropológico y sociológico, las fiestas son una oportunidad para que los medios de información descubran y redescubran los actores y gestores de una nueva forma de ciudadanía cultural y de las múltiples culturas que integran la Cartagena contemporánea. El relato de los nuevos conocimientos históricos y culturales sobre las fiestas y la ciudad, la revaloración de lo popular y lo caribe en la imagen de la ciudad, el conocimiento de las nuevas formas de habitar, recrear y desarrollar la ciudad y el uso de los géneros más diversos y de las nuevas tecnologías, deben contribuir a la reapropiación de las fiestas como elemento central de la identidad urbana de Cartagena.
11. Las Fiestas de Independencia constituyen un lazo de las culturas populares de Cartagena con las otras culturas regionales del país y con las manifestaciones culturales del Gran Caribe.